martes, 23 de junio de 2015

Fe y Alegría: Historia, Misión y Visión

                                                              Historia Fe y Alegría



Todas las grandes obras nacen de procesos que han conmovido las fibras íntimas del ser humano. José María Vélaz no es la excepción. Chileno de nacimiento y de familia española, siendo pequeño tuvo que partir con su madre a la península y allí su formación estuvo ligada a los colegios de la Compañía de Jesús.

En su juventud, luego de algunos años en la universidad, optaría por hacerse miembro de dicha Congregación religiosa y desde entonces, al igual que el fundador de la orden (San Ignacio de Loyola), se haría un peregrino y constructor de esperanza. En 1946 fue destinado a Venezuela, cuando contaba con 36 años de vida y 18 de jesuita.

La realidad latinoamericana muy pronto marcaría un nuevo itinerario en su misión. El contacto con la pobreza y las escandalosas condiciones de marginación y exclusión de las mayorías del país lo interpelarían de manera definitiva. Cuando trabajaba en el Colegio San José de Mérida comenzó a realizar los primeros experimentos, que finalmente apuntarían a la conformación de una red de escuelas en las periferias de las ciudades y en el área rural.

Sería en 1960 cuando esa red fue bautizada con el nombre de “Fe y Alegría”. Obviamente, las crónicas y relatos de los acontecimientos de ordinario tienen a exaltar la figura del héroe. Vélaz fácilmente encaja en el perfil de prohombre y salvador de los desvalidos. No obstante, la labor de este jesuita fue la de canalizar las legítimas demandas y anhelos de los pobres. Así mismo, no cabe duda que los contrastes con la población más pudiente, también hicieron más sonoras las necesidades de miles de personas viviendo al margen de los ojos del Estado. Ni una sola de esas escuelas habría sido posible sin la determinación de los beneficiaros de llevar adelante el proyecto.

Todos esos padres y todos esos niños fueron los auténticos gestores de una de las obras educativas más importantes de Latinoamérica y que hoy se extiende hacia otras latitudes del mundo. En efecto, en la memoria de esta apasionante historia se conserva el nombre de quien podríamos considerar el auténtico fundador de Fe y Alegría, un obrero llamado Abrahán Reyes. Vélaz y su grupo de colaboradores recorrían los suburbios buscando un lugar donde instalar la primera escuela, hasta que se encontraron con este personaje.

Se cuenta que Reyes y su esposa llevaban ocho largos años levantando los muros de su hogar y el día que les hablaron de una escuela y de educación para los niños entregaron esas paredes y ese techo sin mayor ceremonia que su propia felicidad. No hubo acto de inauguración, tampoco una cinta roja con su moñito para ser cortada, ni placa conmemorativa.

Aunque nos cueste creerlo, es así como la historia nos regala sus más conmovedores y revolucionarios episodios. Cómo no hacer un parangón de esta pareja venezolana con la de Nazaret. Un carpintero y una humilde jovencita tendrían bajo sus cabezas la maravillosa responsabilidad de dar a luz y criar a Jesús el Cristo. Aquél que terminaría colgado en un madero, depositaría en el corazón de sus discípulos la Buena Noticia de Dios; la promesa de un “Reino” fundado en la justicia, el amor y la solidaridad. 

El gesto de los Reyes sólo fue el principio, pues otras familias se sumarían a la epopeya. La voluntad por salir del agujero, los deseos incontenibles de subvertir las condiciones de explotación, la ganas de vencer al sistema y ser dueños al menos de la propia vida; dinamizaron cada uno de los pasos que hicieron posible a Fe y Alegría. Un ejército de hombres y mujeres, trabajadores y sacrificados, empeñados en darles a sus hijos un mañana distinto y fundado en la superación.

Una respuesta contundente a una sociedad y un Estado que se había olvidado de ellos. Una apuesta por la libertad a partir de la educación, el patrimonio más grande y poderoso que podían recibir los niños. Es importante destacar que los primeros años requirieron de un trabajo mancomunado y solidario.

Vélaz, que había estado vinculado a la Universidad Católica, conformó junto a un grupo de universitarios el primer contingente de personas dispuestas a soñar con la gente. Ésta es la otra mitad de una historia con éxito. Nada es realmente posible y duradero si no se ha involucrado a la mayor cantidad de actores en una transformación profunda de la realidad.

Los primeros años de Fe y Alegría tendrían la virtud de convocar a todos quienes se dejaron afectar por las tareas de un servicio cristiano. Señal auténtica de la concreción del Reino de Dios ahora y en medio de nosotros.


En 1964 ya había 10 mil alumnos en Venezuela y la acogida de la experiencia permitió replicar el modelo en otros países con semejante respuesta. En un lapso de dos años Ecuador, Panamá, Perú, Bolivia, Centro América y Colombia se sumarían a la aventura.

De allí en adelante La experiencia continuaría creciendo y multiplicando las esperanzas en los rincones más secretos y profundos de América. De allí se acuñaría una de las frases más célebres del movimiento educativo: “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable, donde la cuidad pierde su nombre”.

De esta manera el movimiento definió su acción como una apuesta por la Educación Popular Integral. Educación para los más pobres y ante todo educación de calidad. Es así que Fe y Alegría no quiere apenas ser un parche en un boquete gigante, ni un remiendo para maquillar una realidad desoladora.

El movimiento apostó por dotar a la gente, que tiene menos oportunidades y recursos, de una educación que les garantice a ellos mismos ser los protagonistas de la transformación de la realidad. En la línea de Freire, la educación de Fe y Alegría puede considerarse una educación para la liberación.

Una clara expresión de sus raíces cristianas y de las apuestas de la Iglesia latinoamericana en aquellos años y el presente. La opción preferencial por los pobres es la hoja de ruta. Una opción que se juega por la dignidad de seres los humanos y busca establecer un nuevo orden fundado en la equidad y el respeto.

Han pasado más de 58 años desde entonces  Fe y Alegría continúa siendo en nuestros días un referente, particularmente en la educación alternativa. Tras el nacimiento de la Federación Internacional de Fe y Alegría en 1987, comenzó la tarea de consolidar un trabajo mucho más coordinado, marcando y manteniendo una línea de acción común.

La fidelidad a los orígenes es una premisa vital y desde esa perspectiva Fe y Alegría continúa creciendo en el Mundo entero. En 1985 comenzó el trabajo en España, en 2001 en Italia y en 2007 ingresa en el continente africano con la fundación de Fe y Alegría Chad. Son nada menos que 19 países repartidos en tres continentes.

Los datos estadísticos (2011) son verdaderamente sorprendentes y expresan incuestionablemente los alcances del proyecto y los enormes desafíos que le tocará encarar en este nuevo milenio.

A esto se suma la participación de 930 religiosas y religiosos, compartiendo junto a los jesuitas el empeño por sacar adelante esta misión. Se trata de medio siglo repleto de esperanza y compromiso; un tiempo en que hemos visto muchos lugares transformarse al rededor de la escuela. Barrios sin alcantarillado, con calles de tierra, casas de ladrillo visto y miles de personas viviendo al margen de la vida; se fueron transformando en comunidades organizadas, con infraestructura urbana, con mejores condiciones económicas y, sobretodo, vemos gente llevando en su rostro las señales de la dignidad.

Sería ridículo atribuirle a Fe y Alegría todos esos cambios, pero no cabe duda que la escuela fue un engranaje crucial para que todo ese cambio sea posible.







Misión:


Fe y Alegría es un Movimiento Internacional de Educación Popular y Promoción Social, basado en los valores de justicia, libertad, participación, fraternidad, respeto a la diversidad y solidaridad, dirigido a la población empobrecida y excluida, para contribuir a la transformación de las sociedades.

Visión:


Un mundo donde todas las personas tengan la posibilidad de educarse, desarrollar plenamente sus capacidades y vivir con dignidad, construyendo sociedades en las que todas las estructuras estén al servicio del ser humano y la transformación de las situaciones que generan la inequidad, la pobreza y la exclusión.

La vida es el regalo más grande que hemos recibido. Para los creyentes, es un regalo de Dios, origen de toda vida. Y como regalo que es, lo más cónsono que tenemos que hacer es agradecerla y cuidarla. La vida es lo primero que encontramos y lo último que dejamos.


Escuelas: 

Con la bandera de ofrecer educación de calidad a los más necesitados, el programa Escuelas de Fe y Alegría cuenta con 170 instituciones educativas distribuidas en diferentes pueblos y ciudades del país. En nuestras escuelas ofrecemos programas formales de educación preescolar, básica y media técnica -con énfasis en especialidades agropecuarias, comerciales e industriales, promoviendo el emprendimiento en nuestros estudiantes-. También atendemos a poblaciones indígenas con la modalidad Educación Intercultural Bilingüe.

Actualmente estamos implementando un sistema de mejora de calidad en nuestras escuelas. Tenemos una concepción de Educación de Calidad basada en ofrecer a los estudiantes no sólo competencias, sino también promover la construcción de ciudadanía y la promoción de valores humanos-cristianos, estamos convencidos de que esa es la vía para lograr una verdadera inclusión. A través de nuestras escuelas trabajamos para formar personas para la vida y para el trabajo. Hombres y mujeres conscientes de mejorar su calidad de vida personal y comunitaria.








IRFA:

Fe y Alegría nació haciendo de un rancho, una escuela y con el IRFA, el P. Vélaz se propuso llevar una escuela, a cada rancho: Educar a los adultos a través de la radio. Con esa idea nació en 1975 El Instituto Radiofónico Fe y Alegría. Hoy sumamos 24 emisoras en distintos puntos de Venezuela. Ofrecemos programación educativa y noticiosa en miras de construir una sociedad más justa, participativa y solidaria.
                                                                 
Los primeros años, se dictaban las clases a través de la radio. Ahora, los participantes asisten cada sábado a los Centros Comunitarios de Aprendizaje, donde reciben sus orientaciones y complementan sus conocimientos con una Radio Revista diaria. Así, en cada IRFA, jóvenes y adultos, mayores de 15 años, tienen la oportunidad de obtener su título de Técnico Medio con diferentes menciones.









CECAL:  El programa Centros Educativos de Capacitación Laboral (CECAL) está centrado en atender a la población de jóvenes desescolarizados a fin de formarlos humana y laboralmente, capacitándolos para una vida social justa, solidaria y participativa, así como también para el trabajo productivo. Ofrece dos modalidades de currículo: los cursos continuos con una duración de seis semestres, que combinan la capacitación laboral con la educación formal; y cursos discontinuos, con una duración de seis meses –al menos 400 horas de capacitación-, para la formación de oficios puntuales.

                                                                                             
En la actualidad el proceso de formación se lleva a cabo en 91 centros distribuidos en todo el territorio nacional. En conjunto, estos centros ofrecen 788 cursos continuos y discontinuos. Las actividades de capacitación que realizamos en CECAL son organizadas desde la visión de quienes dirigen cada centro, construyendo sus propios programas partiendo desde las necesidades de su entorno.





Educación Universitaria:  


El 28 de septiembre de 1998 Fe y Alegría apostó por la educación universitaria formal: Abrió sus puertas el Instituto Universitario Jesús Obrero, IUJO, con sede en Catia, Caracas. En la convocatoria, se presentaron 1500 jóvenes, para 300 cupos disponibles. El IUJO nació con el propósito de  dar respuesta a la necesidad de muchos jóvenes de escasos recursos que no tenían la posibilidad de acceder a estudios universitarios.
                                 
Hoy en día contamos con cinco sedes: Maracaibo, Barquisimeto, Guanarito y dos en Caracas, ubicadas en Catia y Petare. La formación integral de nuestros estudiantes, basada en valores humano cristianos, junto con la capacitación en competencias de las profesiones, hace que los jóvenes egresados puedan asumir su proyecto de vida y así puedan integrarse al mercado laboral, incluso, muchos de ellos como emprendedores de nuevas empresas.

Dentro del programa de Educación Universitaria, también contamos con el Centro de Profesionalización Fe y Alegría, CPFA. El objetivo de este centro es ofrecer mejoras en la calidad profesional, tanto de docentes de Fe y Alegría como de otras instituciones, para graduarlos como licenciados. Trabajamos con la metodología de proyectos y se utilizan diversas modalidades de aprendizaje presencial, semipresencial y virtual para poder atender a docentes que laboran en sitios remotos.


Por su parte, el Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín es una instancia coordinadora e impulsora de las políticas de formación e investigación de Fe y Alegría. Este centro mantiene permanente sintonía con la identidad institucional y con los retos que la realidad del país plantea, y de este modo, dinamiza, orienta y acompaña procesos educativos en el ámbito formal y no formal.











Una Semilla Sembrada en Venezuela y En El Mundo: En una humilde casa de familia, en un barrio caraqueño,  el Padre Vélaz sembró la semilla de Fe y Alegría. Poco a poco, se fueron sumando voluntades y Fe y Alegría se fue expandiendo a otras ciudades de Venezuela. Con la fuerza de un volcán en erupción, el modelo educativo logró traspasar fronteras. El espíritu contagiante del Padre Vélaz multiplicó la semilla, que aún después de su muerte, sigue dando frutos y los frutos siguen siendo nuevas semillas para seguir creciendo en América Latina, Europa y África:





Venezuela
1955
España
1985
Ecuador
1964
República Dominicana
1991
Panamá
1965
Paraguay
1992
Perú
1965
Argentina
1996
Bolivia
1966
Honduras
2000
El Salvador
1969
Italia
2001
Colombia
1971
Chile
2005
Nicaragua
1974
Haití
2006
Guatemala
1976
Chad
2007
Brasil
1981
Uruguay
2008





















































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